miércoles, 15 de febrero de 2012

El misterioso caso del limpiador inteligente


Tengo secretos. Secretos muy oscuros. Perversos. Uno de ellos: a veces escucho ("oigo") esRadio. Lo sé. Aberrante. Pero lo hago. ¿Por qué? Por ese toque humorístico que tiene la estulticia. Y porque cuando te enfadas, te activas. Te pones en alerta. Estás más atento al mundo. Y porque da mucho material para despotricar. Al fin y al cabo, si quieres hablar mal de alguien, lo tendrás que hacer en base a datos empíricos, ¿o no? Podría llenar el blog con las heces que salen por la boca de ciertos personajes (perdón por el vocabulario, pero no encuentro mejor manera de describirlo), pero os voy a relatar cierta cuña publicitaria con la que en dicha emisora tienen a bien agasajarnos cada diez minutos.

El anuncio en cuestión narra las bondades de un robot de limpieza. Nos describe su color, tamaño (¿?), aspecto y utilidad. Os diré, aún a riesgo de resultar insoportablemente reiterativa, que un hombre aconseja a una mujer que lo compre, y ella se maravilla porque el cacharro va a acabar con sus dolores de espalda. Tampoco podíamos esperar un alarde de igualdad en esta cadena, si no, escuchad un día así como por descuido alguna de sus tertulias... Pero lo mejor es que lo que más le alegra a la buena señora es que (y cito literalmente): ¡Es como tener un ayudante, pero realmente listo!

¿Me están dando a entender que las personas que trabajan limpiando sus casas son "realmente tontos"? ¿O "poco listos"? ¿O es que son ustedes dos los imbéciles? ¿A qué genio se le ocurrió semejante estupidez? El caso es que la inteligencia del cacharro radica en su habilidad para no caerse por las escaleras, no chocarse contra las paredes y volver a su sitio cuando termina de limpiar. Lo siento, señores, pero no me imagino a ningún trabajador que no tenga esas cualidades. Quizá alguno, antes de irse a su "sitio" pida un sueldo digno y un trato humano. A lo mejor eso es lo que demuestra la inteligencia de su aparato, que no espera grandes cosas de sus dueños.

martes, 7 de febrero de 2012

Tránsito intestinal


Tengo una descabellada teoría, y es que vivimos estreñidos. Desde un punto de vista afectivo y psicológico, estamos estreñidos el 90% de la población. Y una gran mayoría debe de estarlo también en su sentido más literal y fisiológico, dada la proliferación de anuncios de laxantes, yogures milagrosos y enemas. Ahora podemos hablar del estilo del estilo de vida sedentario y de la mala alimentación que tenemos. Y es que amigo, si engulles el pollo cocinado en bolsa, las lentejas en bote, la pasta preparada en sobre, el caldo en treta-brick, la fruta seca introducida en barras y las vitaminas en píldoras, tu tránsito intestinal puede llegar a ser comparable al tránsito de la NII en la operación salida de agosto: lento, desesperante y sudoroso.

Pero no te preocupes. Sabemos que no tienes tiempo para cocinar y que te gusta el sabor de la fabada asturiana del anuncio. Tenemos la solución. Toma estos yogures, y olvídate para siempre de tener la barriga como mármol de Carrara. Claro, que con los yogures a lo mejor no controlas bien el momento. Bueno, para esos casos tenemos esto que te puedes introducir en el recto y va rapidito.

Si lo que sufres es lo que he venido a llamar "estreñimiento afectivo", aquí tienes prozac. Y toma también Omeprazol. No olvides combinarlos con algún diurético y los yogures, porque podrías retener líquidos. Es probable que tengas algún dolor de cabeza o de espalda: toma ibuprofeno.
Si tienes un problema, no te molestes en averiguar a qué se debe; eso llevaría tiempo, requeriría esfuerzo y además te obligaría a pensar. Está claro que no te conviene. Mejor toma algo que lo solucione, y, a ser posible, que te cree otro problema secundario que te lleve a consumir otro producto que te alivie este contratiempo.

Y el súmmum de estos anuncios lo protagoniza la actriz más encasillada de la historia de la televisión española, sucediendo en su papel al "galán" más encasillado de la historia de la televisión española. En realidad la serie de spots ha tenido un gran efecto en sus carreras: han ampliado su panorama profesional y ahora están encasillados como adalides de la lucha en contra del estreñimiento. En ellos se impone la máxima de que cuanto más grites, más razón tienes. Así la buena mujer se desgañita (en serio, a veces parece que se va a poner morada y se va a desmayar de un momento a otro) para convencer a la gente de que tome yogures.

No sé si os habréis fijado, pero mientras la susodicha le cuenta a una madre lo bueno que son para los niños (aquí también podemos entrar...) en letras minúsculas podemos leer debajo "los beneficios sólo están demostrados en población adulta"...

Os dejo las conclusiones a vosotros.

sábado, 4 de febrero de 2012

Esto no es anuncio, esto es un despropósito. Empieza muy bien: la madre, que está trabajando, llama al padre para decirle lo que le tiene que dar de cenar al niño. No sabemos si el
padre es tonto, si la madre es una controladora, si son ambas o si en realidad es que se da por supuesto que quién debe decidirlo es la madre. Supongo que será esta última, visto a lo que nos tiene acostumbrados la publicidad.

Después, nos convencen que su "caldo", que viene en brick, es mucho mejor que cualquier sopa que puedas hacer tú en tu casa. Esto me parece lógico, puesto que lo que intenta el anuncio es que lo compres; en la veracidad del asunto no vamos a entrar. Y aquí viene el momento apoteósico: El niño salta de la trona y empieza a cantar y a moverse, con una animación imposible, además de cutre hasta el extremo. Qué siniestro. Qué miedo. ¡Llamad al padre Karras¡ Ese niño está poseído! Pero no por Satán, no, está poseído por... ¡Jesulín de Ubrique! Sí, queridos, la música que han elegido para que sea versionada por esta inocente versión de Lucifer es el celebérrimo "toda, toda" del torero, máximo exponente de la estulticia patria.

Terminamos el spot con otro común denominador de esta nuestra televisión: los doblajes metidos con calzador. El padre exclama: "¡Le ha encantao!" con una voz que le pega tanto como a Carmen de Mairena la de Anne Igartiburu.

Para resumir: notas de machismo al principio, mentiras para seguir, catársis con el espectador a través de posesiones demoníacas, montajes imposibles y desgarradores, música deleznable y doblaje terrible. Lo que os digo, un despropósito.

viernes, 3 de febrero de 2012

El estigma de la masculinidad

¿Qué es lo que hace hombre a un hombre?
Pues en Renault lo tienen claro: el fútbol, el rock&roll, el gritar hasta desgañitarse, el "colegueo", el coche... todo menos los hijos.

Así lo dice su eslogan: SON PADRES. PERO SON HOMBRES. Como breve recuerdo de análisis sintáctico, "pero" es un nexo adversativo, así llamado por establecer entre ambas oraciones una relación de oposición (o adversidad). Por lo tanto, ser padre debería dificultar, o incluso excluir, la posibilidad de ser hombre, a no ser que tengas un coche tan guay que puedas poner música en él, subir a tus colegas para ir al partido y además tengas hueco para poder llevar a la criatura con su madre, que para eso está. ¿Dónde se ha visto que un hombre deje de ver el partido para cuidar de su hijo? Hasta ahí podíamos llegar.

En fin, coches y hombres, esto da mucho de sí.